10 mitos sobre la esterilización y castración felina
La esterilización o la castración felina son prácticas habituales hoy en día.
Muchas de las personas que conviven con gatos entienden el porqué de estas intervenciones en sus animales.
Saben que la castración o esterilización evitan infinidad de camadas no deseadas.
Son conscientes de la existencia de numerosos gatos, que deambulan por las calles, desnutridos y expuestos a múltiples peleas y enfermedades.
Muchos de los gatos que no encuentran un hogar son sacrificados, cosa que no ocurriría si la gente fuese más consciente de los beneficios de la esterilización.
A pesar de su conveniencia, hay quien las cuestiona, pues aún siguen vigentes algunas leyendas clásicas sobre el tema.
En este post, os desvelaremos algunos de los mitos en torno a la esterilización y castración de los gatos y gatas.
DIFERENCIA ENTRE CASTRACIÓN Y ESTERILIZACIÓN FELINA
La castración o esterilización son intervenciones quirúrgicas, mediante las cuales se anula la capacidad de reproducción de los gatos o gatas.
Concretamente, con la castración se eliminan los dos testículos del gato; en medicina veterinaria, a esta operación se le denomina orquidectomía.
Suele ser una cirugía ambulatoria sencilla, sin apenas puntos de sutura, aunque con anestesia general.
A las gatas, se les pueden extirpar sólo los ovarios –ovariectomía– o al mismo tiempo los ovarios y el útero –ovariohisterectomía –. Ambas operaciones se llevan a cabo con anestesia general y precisan puntos de sutura, ya que la incisión es mucho mayor que en los gatos. Si no existe complicación, el médico suele dar el alta el mismo día, con la indicación de retirar los puntos en poco más de una semana.
¿Cómo afecta la extirpación de los órganos reproductores en el equilibrio hormonal de los felinos? La castración elimina la principal fuente de estrógenos y progesterona en las gatas y de testosterona en gatos.
ESTERILIZACIÓN EN MACHOS Y HEMBRAS
La esterilización es una técnica menos invasiva que la castración y con una recuperación más rápida.
Si se trata de una gata, la intervención consiste en la ligadura de las trompas de Falopio; en los machos, lo que se hace es cortar los conductos seminíferos.
Tras la esterilización, los gatos y gatas continuarán teniendo el celo y, por consecuencia, es probable que sigan con algunas de sus conductas habituales del período del ciclo sexual, como maullar fuertemente y mostrarse especialmente fogosos.
BENEFICIOS DE LA ESTERILIZACIÓN EN GATOS Y GATAS
- Evita las camadas indeseadas.
- Rebaja o anula algunas tensiones asociadas al celo.
- Reduce el instinto de los gatos de escaparse de casa para ir a buscar alguna gata en celo.
- Rebaja el instinto agresivo del gato hacia otros congéneres.
- Evita muchas de las peleas que se producirían entre gatos fértiles.
- Disminuye el marcaje territorial con orina dentro de la casa.
- Evita el riesgo de contraer enfermedades graves, como la inmunodeficiencia y la leucemia felina, que se transmiten por los arañazos y mordiscos en los encontronazos con otros gatos.
10 MITOS SOBRE LA ESTERILIZACIÓN Y CASTRACIÓN FELINA
1. Los felinos deben tener entre 6 y 12 meses para ser esterilizados
La práctica cotidiana desmonta, en parte, este mito, pues gatos y gatas suelen esterilizarse entre los cuatro y los seis meses de edad, coincidiendo con la entrada en la adolescencia; algunos veterinarios aconsejan adelantar la fecha y hacerlo entre los dos y los tres meses de vida.
Si existe una edad ideal, posiblemente sea en torno a los seis meses.
No obstante, hay una tendencia en algunos refugios por la esterilización temprana de los cachorros, en torno a las 8 a 12 semanas de vida.
En todo caso, el mejor consejo es consultar con el veterinario cada caso en particular.
2. Las gatas deben parir al menos una vez antes de ser esterilizadas
Esta creencia es un puro mito ya que, cuanto antes esterilices a tu gata, más pronto estarás asegurando un futuro libre de enfermedades y trastornos, como el cáncer de mama, de útero y de ovarios.
Por contra, las gatas que han tenido cachorros, o han vivido el celo antes de la esterilización, sufren mayor riesgo de contraer cáncer de mama a lo largo de su vida.
La idea de que una gata debe tener una camada, al menos una vez en su vida, para ser feliz, no se sostiene científicamente, porque no existe ningún estudio que lo avale.
Se trata de un pensamiento erróneo que surge al humanizar a las gatas. Pero una gata no es una persona y sus necesidades son muy diferentes a las nuestras. Las gatas no necesitan ser madres para sentirse realizadas ni para desarrollarse físicamente; su instinto las lleva a reproducirse para perpetuar la especie, así de simple.
La experiencia nos muestra a muchas gatas que sin tener cachorros, han crecido sanas física y emocionalmente.
3. La castración o esterilización son dolorosas y entrañan riesgos
Resulta que este mito no se sustenta en la práctica diaria, porque precisamente este tipo de cirugía es una de las más habituales y seguras en animales, en todo el mundo. Además, la recuperación es rápida e indolora.
4. Con la castración, los gatos engordan y se vuelven perezosos
Topamos con otra creencia errónea y carente de fundamento, ya que no existe una relación directa de causa y efecto entre esterilización y aumento de peso.
Si tu gato o gata engorda, lo más probable es que coma más de la cuenta y no haga ejercicio físico.
Si quieres mantener a tus animales en forma, consulta con el veterinario acerca de la dieta más adecuada para sus características.
La clave está en elegir un pienso especial para gatos esterilizados, y proporcionarles los ratos de juego y actividad necesarios.
En suma, lo que engorda no es la esterilización sino la falta de actividad y la dieta inapropiada.
5. Las gatas solamente se quedan preñadas una vez al año
Este relato es incierto, ya que, las gatas pueden llegar a soportar hasta dos camadas al año. Y esto puede ocurrirles desde los cuatro meses de edad.
6. La castración puede resolver problemas de conducta en los gatos
Con esta idea debemos ser muy cautos, ya que la castración influye solamente en algunos comportamientos de los gatos.
Plantear la esterilización como una panacea para resolver conflictos, carece de sentido.
Es posible que, tras la intervención, los gatos se vuelvan más tranquilos, pero tampoco hay que plantearse grandes expectativas en este sentido, ni pensar que sea el motivo esencial de su nuevo estado.
7. Los gatos cambian su carácter con la castración
Castrado o no, tu gato continuará siendo tu gato, con sus virtudes y defectos.
Si antes era cariñoso, después seguirá dándote caricias y lametazos; si era desobediente, no esperes que te haga mucho más caso.
Tampoco será menos macho por el hecho de estar castrado, esta es una idea equivocada.
Es cierto que los machos castrados se serenan, son menos territoriales, marcan menos con su orina, suelen ser menos peleones y ya no tienen tantos deseos locos de escaparse en busca de una gata pero, en el fondo, su forma de ser sigue siendo la misma.
Por su parte, las gatas dejan de maullar de forma insistente e incomoda por las noches.
En general, tanto los gatos como las gatas, seguirán sorprendiéndonos con su habitual gracejo y mantendrán las ganas de saltar y jugar, propias de estos animales.
Además, esas expresiones de cariño, que tanto nos gustan, permanecerán intactas o incluso pueden aumentar, al estar más sosegados.
8. Es buena idea esterilizar a los gatas, pero no tanto a los gatos
La realidad habla por sí sola para rebatir este mito, y es que un gato macho tiene mucha más capacidad de crear descendencia que una hembra.
Además de marcar territorio, orinando por toda la casa, los gatos no operados pueden alejarse de casa, pelearse y aullar como si no hubiese un mañana.
Por lo tanto, sí es buena idea esterilizar a los gatos, por todo lo dicho y, muy importante, porque les evitamos el cáncer testicular y los protegemos contra las enfermedades de la próstata.
9. Castrar a los felinos sale muy caro
Es otra de las creencias que se propagan sin saber a ciencia cierta de qué coste estamos hablando.
En primer lugar, decir que no existe una tarifa fija para estas intervenciones y todo dependerá del lugar donde se realice y también del veterinario al que se acuda.
A la hora de optar por una clínica u otra, conviene que nuestro criterio no se base tanto en el precio, como en la profesionalidad del veterinario.
Si tienes problemas para pagar la intervención quirúrgica, siempre puedes acudir a alguna sociedad protectora de animales de tu ciudad, donde te informarán de las posibles ayudas para estos casos.
Recuerda también que muchas protectoras ofrecen a sus animales en adopción, ya esterilizados, con lo que no tendrás que molestarte en buscar veterinario para esta intervención, ni pagar nada.
10. Si mi gato o gata viven en casa, no hace falta esterilizarlos
Pues resulta que sí hace falta y te explicamos las razones…
Piensa que los gatos pueden tener descendencia desde los seis meses, con dos celos al año; y cada vez pueden engendrar de tres a doce cachorros.
Como ves, son demasiadas crías a las que buscar un hogar donde puedan crecer sanas y felices.
La realidad nos dice que los gatitos, cuando son pequeños, tienen mucha demanda, pero a medida que crecen, muchos suelen acabar en refugios o abandonados en la calle.
Si convives con un gato o gata esterilizados y los dejas salir, de vez en cuando, al exterior, sentirás mayor seguridad, porque no se alejarán demasiado y eso los protegerá de posibles altercados con otros animales.
Con la esterilización o castración es mucho más probable que tus gatos machos o hembras vuelvan a casa sanos y salvos.
Esperamos haber puesto un granito de arena para desmontar los mitos que se propagan sobre la esterilización. Si antes, esterilizar o castrar a los animales, podía verse como una práctica algo agresiva, hoy en día está claro que es beneficiosa para nuestros gatos y tranquilizante para nosotros.